Tras la cumbre de París, cobra impulso la fijación del precio del carbono
COLONIA, 25 de mayo de 2016. Los primeros esfuerzos de los Gobiernos por establecer un precio para la contaminación causada por carbono señalan el peso creciente de la mitigación de las emisiones como fuente de ingresos. En 2015, los Gobiernos recaudaron unos USD 26 000 millones por el cobro de las emisiones de carbono, lo que representa un aumento del 60 % respecto del año anterior, según el informe Carbon Pricing Watch 2016 (Panorama sobre la fijación del precio del carbono 2016), publicado por el Banco Mundial.
Desde 2015 se han puesto en marcha o están en preparación cuatro nuevas iniciativas con las que se busca fijar un precio para el carbono en Corea, Portugal, Australia y la provincia de Columbia Británica en Canadá.
Asimismo, ese año China anunció que establecería un mecanismo nacional de comercio de derechos de emisión en 2017. Las estimaciones iniciales presentadas en el informe sugieren que si se pone en funcionamiento ese mercado nacional, el valor de las iniciativas de fijación del precio del carbono de todo el mundo podría duplicarse hasta alcanzar los USD 100 000 millones. México, que en 2014 generó ingresos por casi USD 1000 millones a través de un impuesto al carbono, anunció la creación de un registro nacional de emisiones que, junto con otras políticas, permitirá la implementación de un mercado nacional del carbono que podría ponerse en marcha en 2018. Canadá analiza diversas opciones para fijar el precio del carbono a nivel nacional.
Hasta la fecha, 40 países y más de 20 ciudades, estados y regiones que representan una cuarta parte de todas las emisiones de gases de efecto invernadero han establecido un precio para el carbono. Este grupo incluye 7 de las 10 economías más grandes del mundo. En conjunto, los mecanismos de fijación del precio del carbono abarcan unas 7 gigatoneladas de CO2 equivalente (el 13 % de las emisiones mundiales), un volumen comparable al que se evitaría si se cerraran durante un año más de 1800 plantas de electricidad alimentadas a carbón. El valor total de los mecanismos de precios existentes alcanza unos USD 50 000 millones.
“Es esencial poner un precio a la contaminación por carbono para ayudar a los países a cumplir con las promesas formuladas en el marco del Acuerdo de París sobre cambio climático, dado que constituye un modo eficiente y eficaz de reducir las emisiones y enviar al sector privado una clara señal para que invierta en un crecimiento más ecológico y menos contaminante”, sostuvo John Roome, director superior de Cambio Climático del Grupo Banco Mundial durante la Carbon Expo en Colonia, Alemania. “A medida que más países comiencen a fijar precios a la contaminación por carbono, veremos los beneficios en la salud de las personas y en el medio ambiente, y se incrementarán las inversiones orientadas a un futuro con niveles de carbono más bajos”.
Más de 90 países mencionaron los sistemas de comercio de derechos de emisión, los impuestos al carbono y otros mecanismos de fijación del precio del carbono en los planes nacionales que presentaron en el marco del Acuerdo de París sobre cambio climático.
“Al fijar un precio para el carbono, se envía una señal importante al mercado,” añadió Vikram Widge, jefe de Financiamiento del Carbono y de Iniciativas Climáticas del Grupo Banco Mundial. ”A medida que más países establezcan precios para las emisiones, comenzaremos a darnos cuenta de las enormes posibilidades que hay para reorientar los flujos de financiamiento y pasar de las iniciativas que generan emisiones de carbono a las inversiones con planteamientos inteligentes respecto del clima, que tanto hacen falta”.