Educación

El Papa Francisco y su Encíclica Laudato Si sobre el cuidado de la casa común

Con gran valentía y coraje el Papa Francisco aborda temas de Cambio Climático y Sustentabilidad

El Papa Francisco y su Encíclica Laudato Si sobre el cuidado de la casa común
GénesisEducaciónEl Papa Francisco y su Encíclica Laudato Si sobre el cuidado de la casa común

Con gran valentía y coraje el Papa Francisco aborda temas de Cambio Climático y Sustentabilidad

Junio 24, 2015- Por Alejandra Cámara

““Laudato si’, mi’ Signore » – « Alabado seas, mi Señor », cantaba san Francisco de Asís. « Alaba­do seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba ». Esta hermana clama por el daño que le pro­vocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus pro­pietarios y dominadores, autorizados a expoliarla” Con estas palabras el Papa Francisco da comienzo a su encíclica que más que una encíclica ambiental es una encíclica social- Es un llamado a volver a la humanidad del hombre. El Papa entiende que si los hombres – los seres humanos – no nos conectamos nuevamente con nuestra esencia nos será imposible cuidar y respetar “nuestra casa” y todo lo que habita en ella. El hace un sabio recorrido a la situación actual ambiental y social. No sólo describe el deterioro ambiental sino el deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación social.

Pero comencemos por el principio: ¿Qué es una Encíclica y a quien está dirigida? Una encíclica es una carta solemne que el Papa dirige a todos los obispos y fieles católicos adoctrinando en cuestiones de fe o de costumbres. No es un dogma pero muestra la línea de pensamiento de la Iglesia. En esta encíclica LAUDATO SI El hace un llamamiento “a cada persona que habita este pla­neta” para “entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común.” Hace una invitación urgente a un “nuevo diálogo sobre el modo como estamos constru­yendo el futuro del planeta”. Habla de la necesidad de “una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces hu­manas, nos interesan y nos impactan a todos”.

En su Encíclica explica que todos los seres vivos y creados estamos “conectados”,  y lo dice así: “todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comu­nión que nos mueve a un respeto sagrado, cari­ñoso y humilde”. Esta unión debe ser de amor fraternal porque “No puede ser real un sentimiento de ínti­ma unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres huma­nos”.

En LAUDATO SI se explica la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la con­vicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabi­lidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida.

Pero vayamos por partes. En el primer capítulo se explica qué es lo que le está pasando a la tierra. Temas como Contaminación,  Cambio Climático, Cultura del Descarte, Agua, la Pérdida de la Biodiversidad son explicados con gran simpleza y claridad. Habla de la necesidad de construir un paradigma de economía circular (contraria a la economía líneal que tenemos ahora) donde los desechos vuelvan a entran en la línea de producción para su reutilización y donde los desperdicios se reduzcan al mínimo.

El Santo Padre, explica el Deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación social; la Inequidad Planetaria (se refiere al crecimiento desmedido de las ciudades con efectos de poca salubridad, a la falta de trabajos, etc);  la Debilidad de las reacciones (referido al sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente, siendo demasiados los intereses particulares, el interés económi­co llega a prevalecer sobre el bien común y a ma­nipular la información para no ver afectados sus proyectos); y la Diversidad de opiniones (referido a la falta de consenso de posiciones y poco trabajo en encontrar un camino común).

Luego, en el capítulo segundo aborda la Luz que ofrece la Fe. Aquí se explica que tanto la ciencia y la religión aportan diferentes aproximaciones a la realidad y deben/pueden entrar en diálogo intenso y productivo para ambas.

En el capítulo tercero de la encíclica se explica la “Raíz Humana de la Crisis Ecológica”. Explica que “la humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada. Somos los herederos de dos siglos de enormes olas de cambio: el motor a vapor, el ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, el automóvil, el avión, las industrias químicas, la medicina moderna, la informática y, más re­cientemente, la revolución digital, la robótica, las biotecnologías y las nanotecnologías. Es jus­to alegrarse ante estos avances, y entusiasmarse frente a las amplias posibilidades que nos abren estas constantes novedades, porque « la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creatividad humana donada por Dios »” Pero para el Santo Padre “El hecho es que « el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto », porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, concien­cia.” Continúa: “El problema fundamental es otro más profundo todavía: el modo como la humanidad de hecho ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y unidimensional. En él se destaca un concepto del sujeto que progre­sivamente, en el proceso lógico-racional, abarca y así posee el objeto que se halla afuera. Ese su­jeto se despliega en el establecimiento del mé­todo científico con su experimentación, que ya es explícitamente técnica de posesión, dominio y transformación. Es como si el sujeto se hallara frente a lo informe totalmente disponible para su manipulación.” Y continúa: “ De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibi­lidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a « estrujarlo » hasta el límite y más allá del límite.”

“El paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la polí­tica. La economía asume todo desarrollo tecno­lógico en función del rédito, sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano. Las finanzas ahogan a la economía real. No se aprendieron las lecciones de la crisis finan­ciera mundial y con mucha lentitud se aprenden las lecciones del deterioro ambiental.”

“Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural. La ciencia y la tecnología no son neutra­les, sino que pueden implicar desde el comienzo hasta el final de un proceso diversas intenciones o posibilidades, y pueden configurarse de distin­tas maneras. Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano.” Explica con suma claridad el relativismo práctico como: “Cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo de­más se vuelve relativo.” “La cultura del relativismo es la misma pa­tología que empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto, obligán­dola a trabajos forzados, o convirtiéndola en es­clava a causa de una deuda. Es también la lógica interna de quien dice: « Dejemos que las fuerzas invisibles del mercado regulen la economía, porque sus im­pactos sobre la sociedad y sobre la naturaleza son daños inevitables ».

Llama a tomar conciencia también de la importancia de la necesidad de preservar el trabajo: “En cualquier planteo sobre una ecología integral, que no excluya al ser humano, es indis­pensable incorporar el valor del trabajo” “Estamos llamados al trabajo desde nues­tra creación. No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de ma­duración, de desarrollo humano y de realización personal.”

Sobre la Innovación biológica a partir de la investigación el Santo Padre nos dice: “Es difícil emitir un juicio general sobre el desarrollo de organismos genéticamente modifi­cados (OMG), vegetales o animales, médicos o agropecuarios, ya que pueden ser muy diversos entre sí y requerir distintas consideraciones. Por otra parte, los riesgos no siempre se atribuyen a la técnica misma sino a su aplicación inadecuada o excesiva.” “Es preciso contar con espacios de discu­sión donde todos aquellos que de algún modo se pudieran ver directa o indirectamente afectados (agricultores, consumidores, autoridades, científi­cos, semilleras, poblaciones vecinas a los campos fumigados y otros) puedan exponer sus problemá­ticas o acceder a información amplia y fidedigna para tomar decisiones tendientes al bien común presente y futuro. Es una cuestión ambiental de carácter complejo, por lo cual su tratamiento exige una mirada integral de todos sus aspectos, y esto requeriría al menos un mayor esfuerzo para fi­nanciar diversas líneas de investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nueva luz. Cuando la técnica desconoce los grandes principios éticos, termina considerando legítima cualquier práctica.”

En el cuarto capítulo propone una Ecología Integral la cual incorpore dimensiones humanas y sociales. No podemos comprender la naturaleza como separada de nosotros o como un mero marco a nuestra existencia. Estamos penetrados por ella. También habla de la necesidad de una Ecología Económica para considerar la realidad de manera más amplia. Habla de tener una Ecología Cultural que es el patrimonio artístico, histórico y cultural que también se halla amenazado. El concepto del bien común es inherente a la ecología humana y el bien común trae consigo el cuidado de todo lo creado para las futuras generaciones. “No puede hablarse de desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional.”

Por último el Papa Francisco da Algunas Líneas de Orientación y Acción como: Diálogo sobre el medio ambiente en la política internacional, Diálogo hacia nuevas políticas nacionales y locales, Diálogo y transparencia en los procesos decisionales, Política y economía en diálogo para la plenitud humana, Las religiones en el diálogo con las ciencias. También plantea la necesidad de Educación y Espiritualidad Ecológica.

Para finalizar me gustaría dejar un pensamiento personal a este resumen de Laudato Si. Muchas serán las críticas que se elevarán contra ella, ya que considero que esta encíclica es la más revolucionaria de los últimos cien años. El Santo Padre no deja lugar a dudas acerca del cambio de paradigma que la humanidad enfrenta. Sin dudas ni titubeos “pisa cayos” del capitalismo sin control de gobiernos y empresas, ataca al sector financiero y  a empresas transnacionales cuando su actitud es depredadora, plantea preguntas sobre biotecnología, plantea una nueva relación con la tecnología,  propone una solidaridad universal, etc. Estoy convencida que es revolucionaria por  falta de tiempo. El Papa sabe que no puede esperar “algunos años más para que esto madure en la sociedad” y como hombre valiente se adelanta a su época y al tiempo de “maceración” de las ideas. El medio ambiente no puede esperar más, se necesitan decisiones dramáticas y rápidas hoy y él lo sabe.

Quiero cerrar con lo que para mí es lo  más importante de la encíclica. Francisco nos llama a repensarnos como comunidad global, como sociedad, como seres humanos. A plantearnos la pregunta: A pesar de tantos avances, somos más felices? Hemos logrado conquistar la felicidad? El ser humano deberá entender que sólo es parte del ecosistema universal, ni dueño ni señor, sólo una parte, parte importante al fin, por su capacidad para la destrucción como para la reparación. Sólo cuando entendamos esto profundamente, es que estaremos en condiciones de amar, cuidar y proteger toda la creación. Como mujer de fe, que así sea! Amén.